Parlamento Europeo permitirá decidir a cada país sobre el cultivo de transgénicos

Los países miembros de la Unión Europea renunciaron a unificar su postura sobre cultivos transgénicos.

15 enero 2015

Luego de cuatro años bloqueada en el Parlamento, con 480 votos a favor, 159 en contra y 58 abstenciones aprobó este martes el Parlamento Europeo la reforma de la directiva comunitaria sobre cultivos transgénicos, que entrará en vigor en primavera y que permitirá a los países miembros decidir de forma unilateral si permiten o prohíben el cultivo de alimentos que contengan organismos genéticamente modificados (OGM) en sus territorios.

Hasta ahora, las escasas autorizaciones otorgadas para semillas modificadas eran válidas para todos los países de la Unión Europea; “Los Estados miembros y los consumidores pueden sentirse ahora más seguros sobre los transgénicos“, dijo el diputado socialdemócrata Matthias Groote.

La resolución ha tenido obviamente detractores y apoyos desde todos los ámbitos. Como era de esperar, para Monsanto, la única empresa que opera en Europa con maíz transgénico, la medida “socava el mercado único” y “sienta un precedente peligroso”, según lo sostenido por Carlos Vicente Alberto, responsable de Sostenibilidad para Europa y Oriente Medio de Monsanto al diario español El País.

Por parte de organizaciones ecologistas, si bien estas han valorado positivamente la medida en el sentido de que esta permitirá a los ciudadanos tener un mayor control sobre los transgénicos introducidos en sus territorios, han sostenido que esto podría agilizar la tramitación de nuevos transgénicos y provocar la entrada masiva de estos en los países que son partidarios de este tipo de cultivos.

Las nuevas reglas permitirán a los Estados miembros vetar un transgénico en su territorio por motivos de política medioambiental referidos a los riesgos para la salud o el medio ambiente, pudiendo alegar causas referidas a la ordenación urbanística y territorial o al impacto socioeconómico.

No obstante, los países que decidan vetar un transgénico podrán seguir participando sobre las autorizaciones que afectan a los países favorables a estos, entre los que se encuentran Reino Unido y España, contrapuestos a las políticas ‘antitransgénicas’ desarrolladas por Alemania y Francia.

El Ciudadano