Tëkëëk Piky
2023
Yásnaya Elena A. Gil
Quiero empezar estas breves palabras con un profundo agradecimiento a Yásnaya Aguilar pero también quiero ofrecerle disculpas por este atrevimiento. Acercarme a su poderoso pensamiento en este texto es un privilegioque me genera alegría, aprendizaje y mayor claridad en mi perspectiva como una persona maya del territorio Peninsular. La claridad y contundencia con que aborda los temas está resaltado con un color rojo, nacido de su cultura y de su ser mujer. Nos señala sin rodeos, pero con fulgor de Sakbej1 las trampas del poder invasor, conquistador y colonialista del Estado a través delos verbos justos para evitar alguna duda por si alguien levantala mano.
“El Estado secuestró a la nación. El nacionalismo es un dispositivo que borra la diversidad. El Estado es un heredero del orden colonial bajo el significado de lo que se ha llamado la independencia de México. El mestizaje es un ropaje del racismo. Nuestros vestidos son territorios despojados para ser disfrazados de mexicanidad. Superar el resentimiento, o superar el colonialismo. ¿Qué tan prehispánicos (definición a partir de lo hispano) somos?”. Éstos son algunos de los pensamientos que encontramos en esta obra de Yásnaya. Para quienes somos de alguna de estas muchas naciones secuestradas por el Estado, no sólo nos sacude para volver a la realidad y recuperarnos del sopor de un Estado que nos ha vendido el espejito del nacionalismo como sentimiento y no como ideología y dispositivo de control, sino más bien proyecta la historia en nuestro horizonte.
Yo creo que lo mejor es hacer una invitación muy especialpara leer este texto tan necesario para este tiempo en el que la verdad es el producto que se talla desde muy temprano en el intestino del palacio estatal. En ese espacio sólo los “indios conquistadores” se “salvan” de las descalificaciones, aquellos que abrazan la propaganda del desarrollo promovido por el nacionalismo del Estado.
Llevar, leer, pensar y conversar este texto con las comunidades en las que caminamos y humedecemos la vida, puede ser un buen regalo, no para adornar un artificial árbol de navidad, sino para que Yuum iik’2 recorra de nuevo las veredas que conducen a nuestras milpas, para que se tome de las manos con la lluvia y nos inviten a su fiesta, para que nuestras hijas e hijos conversen con él y ella en nuestras lenguas. Esto es sólo un poquito de lo que nos provoca el pensamiento de Yásnaya a quien va nuestro agradecimiento.
Pedro Uc
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1 Vía láctea
2 Padre Viento