Chiapas: tiempo de guerra
Un viento nuevo sopla en Chiapas; es el viento de la guerra que viene. No es la insurrección indígena de enero de 1994. Tampoco la guerra vergonzante de los paramilitares.
Un viento nuevo sopla en Chiapas; es el viento de la guerra que viene. No es la insurrección indígena de enero de 1994. Tampoco la guerra vergonzante de los paramilitares.
La lista de las protestas en contra de la globalización como agenda de las grandes empresas trasnacionales sigue: Seattle, Bangkok, Davos, Washington. Lo mismo que la resistencia a las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM)
Como cada primavera, este 16 y 17 de abril se encontrarán en Washington DC los secretarios de Finanzas de 182 países para asistir a la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM). Sin embargo, este año su rutina será distinta.
Es un milenarista, dicen unos. Es un enemigo del progreso, afirman otros. Es un utopista, señalan algunos más con desprecio. Se llama José Bové. Nació en 1953 en Francia. Se fue a vivir al campo en 1974. Se hizo campesino.
Desde la cúspide del poder se dice que la agricultura mexicana marcha bien, pero los productores rurales afirman que no es así. Para dilucidar quién tiene la razón en la disputa puede recurrirse a ejemplos como el del frijol, cultivo clave en la alimentación nacional.
Hace seis años que el EZLN surgió a la vida pública. En noviembre de 1983 nació en las montañas del sureste mexicano. Durante diez años creció en las profundidades de las comunidades indígenas de Chiapas.
Se alimentó de la profunda recomposición del mundo rural iniciada en 1974. Heredó la tradición agrarista y libertaria de los primeros años del siglo XX mexicano organizada en torno al magonismo y al viejo zapatismo.
En la geografía universal de la ignominia contemporánea, Acteal ocupa un lugar privilegiado. Pequeña comunidad poblada por familias desplazadas por la violencia paramilitar, su nombre es más conocido internacionalmente que el de Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado donde se ubica.
La revuelta contra la Organización Mundial de Comercio (OMC) no fue una expresión del malestar ludista finisecular de los nuevos globalizados. No representó, tampoco, la versión combativa de un nuevo Woodstock, por más que la música de Rage Against the Machine (Furia contra la maquina) anticipara y animara la protesta.
La batalla de Seattle fue una eficaz movilización en contra de un modelo específico de globalización que expresa los intereses de las grandes compañías del poder de la gente.
SON INVISIBLES LA MAYOR PARTE DEL TIEMPO. Son millones. No tienen voz ni rostro. Los grandes medios de información electrónicos han levantado a su alrededor grandes muros sin ventanas.
Sus cámaras y sus micrófonos miran sobre sus espaldas. Voltean a verlos sólo cuando su desgracia crece hasta volverse tragedia.
Una foto para mostrar al mundo. Una imagen que llegue a todos los hogares del país antes de las próximas elecciones federales.