Nuevo clima en Copenhague
Copenhague, 18 de diciembre. Mientras escribo esta nota, no se sabe si habrá un nuevo acuerdo global sobre el cambio climático en la conferencia de Naciones Unidas que se realiza del 7 al 18 de diciembre.
Investigadora del grupo ETC
Copenhague, 18 de diciembre. Mientras escribo esta nota, no se sabe si habrá un nuevo acuerdo global sobre el cambio climático en la conferencia de Naciones Unidas que se realiza del 7 al 18 de diciembre.
En las próximas semanas se reunirá en Copenhague, Dinamarca, la Convención sobre Cambio Climático de Naciones Unidas. El ambiente está caliente, tanto entre los bloques de negociadores oficiales, como en las organizaciones y movimientos, que por primera vez acudirán en decenas de miles al lugar de reunión.
En Chichicuautla, muy cerca de las porquerías de Granjas Carroll –incubadores de la influenza porcina–, la gente resiste. Resisten la contaminación brutal de tierras, aguas, aire y las enfermedades que les provoca esta carnívora trasnacional, propiedad de Smithfield, la empresa porcícola más grande del globo. Resisten también la represión que contra ellos ejercen los gobiernos estatales en acuerdo con las empresas.
Contra viento y marea, en medio de innumerables críticas e irregularidades, el gobierno aprobó hasta el 27 de octubre, 22 siembras experimentales de maíz transgénico a favor de las trasnacionales Monsanto, Dow Agrosciences y Pioneer Hi Bred (esta última, propiedad de DuPont).
La autorización del gobierno para sembrar maíz transgénico en México es un crimen de proporciones históricas.
Mientras el planeta se sigue calentando y el caos climático aumenta, las negociaciones sobre el tema en Naciones Unidas van de mal en peor. Reunidos a principios de octubre en Bangkok, Tailandia, para discusiones preparatorias de la decimoquinta Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (que sesionará en Copenhague en diciembre), el ambiente no puede estar más tenso ni más caliente, en todo sentido.
Mucha gente no sabe que el aumento de la producción a través de variedades de cultivos de alto rendimiento (semillas mejoradas o híbridos) conlleva la disminución de nutrientes, vitaminas y proteínas en los alimentos producidos.
El 27 de julio pasado, el secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas Jiménez, presentó otro componente de la farsa de bioseguridad en México: la Red Mexicana de Monitoreo de Organismos Genéticamente Modificados, otra forma de subsidiar con recursos públicos a las trasnacionales de los transgénicos.
Aunque los casos comprobados de gripe porcina humana llegan a más de 100 mil en el mundo y se teme que las próximas mutaciones del virus lo harán más letal, los gobiernos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) se esfuerzan en ignorar las causas reales de la pandemia.
Un nuevo informe científico muestra que la contaminación transgénica del maíz en México está más extendida de lo que se creía, pero además, que el gobierno ha contribuido activamente a aumentarla a través de sus propios programas.