Nuestra Vida descansa en el maíz / Xua Ihlak yelnban kello

Nuestra Vida descansa en el maíz/Xua Ihlak yelnban kello
Joel Aquino Maldonado
Ojarasca Número 312
Abril de 2023
Los zapotecos pensamos que el corazón de la vida comunitaria es el maíz. Pero no únicamente los zapotecos: los mazatecos, los huaves, los mixtecos, los mayas y todos los descendientes de los pueblos originarios que vivimos en México tenemos como alimento fundamental el maíz. Aun la capital de la República, a pesar de su grandeza diabólica, depende del maíz.
La comunidad en la que nací se llama en zapoteco Yalhalgr. Los españoles nunca pudieron escribir Yalhalgr, no pudieron llevar a la letra la palabra Yalhalgr y la transformaron en Yalálag. Yalhalgr quiere decir: ya [cerro], halgr [que se desparrama].
Nosotros no somos zapotecos. Los colonizadores no pudieron escribir zaapochtecas, porque cuando los aztecas invadieron y conquistaron el Valle de Oaxaca nos llamaron zaapochtecas. Pochtecas porque en el Valle de Oaxaca y el Istmo casi todos tienen vocación para el comercio; por eso nos pusieron zaapochtecas, pochtecas por la vocación comercial y zaa porque la leyenda dice que nosotros, los benhegwlhax, venimos de la nube.
En el zapoteco del Istmo y en el zapoteco del Valle para decir nube se dice zaa y en el zapoteco de la sierra se dice begr, por eso somos quienes nacimos de la nube. Benhe es hombre, ure [antiguo, ancestral], zaa [nube]: los humanos antiguos que vinieron de las nubes, ésos somos nosotros, y el idioma que hablamos es dixgwlhax, no es el zapoteco; eso es invento de los colonizadores. Es dixgwlhax, que quiere decir: palabra antigua que hablaron quienes vinieron de las nubes, dicho poéticamente.
La comunidad de Yalálag se distingue porque ha sembrado toda la vida. La fundaron hace mil años los zapotecos del valle de Mitla como avanzada militar para detener la invasión de los mixes, que no siguieran invadiendo territorio zapoteco.
Los fundadores de Yalálag y de muchas comunidades zapotecas de la sierra eran personas muy preparadas, eran personas cultas; no eran simples militares. Prueba de ello son las excavaciones arqueológicas que existen y las palabras que inventaron y utilizaron para dialogar. Tuvieron una inteligencia para ponerle nombre a los diferentes parajes, a los diferentes espacios geográficos, a los manantiales, veneros y arroyos. Reconocieron plantas y sus usos, identificaron piedras y minerales y dejaron una riqueza inmensa. Además del idioma dejaron una diversidad de maíces; una riqueza genética que dejaron regada en toda la Sierra Norte.
En mi parcela siembro maíz negro, maíz blanco, maíz amarillo. El maíz negro en zapoteco se dice xuabzao, el maíz blanco se dice xuabzalle, el maíz amarillo se dice xuabzache.
El maíz negro es considerado como una princesa. Cuando los zapotecos hablan de ese maíz lo manejan con tanta delicadeza, porque es un maíz muy delicado y, además, de éste se obtiene la tortilla más rica que existe en la comunidad y en toda la sierra, por eso le dicen xolhaxdao, la Virgencita. Son siglos y siglos de experiencia sobre el cultivo de la milpa. Es toda una universidad la que nos dejaron.
El asunto es la modernidad. Cuando se abrieron las carreteras, fue cuando llegaron los maíces que se cultivan en el Bajío, en Tehuacán y en otras regiones del país. La gente pensó que había una vida menos difícil en las grandes ciudades y algunos pensaron que la solución era comprar maíz. Pero la gran ventaja es que las abuelas y los abuelos transmiten sus conocimientos a los niños y a los jóvenes, para entender lo que vale el maíz en la vida familiar y en la vida comunitaria.
Los niños aprenden los saberes del maíz desde pequeños, desde los cinco años los van encaminando, pero además la madre les habla, les canta lo que vale el maíz, lo que significa ser campesino, lo que significa ser productor de su propio alimento y, sobre todo, de alimentos saludables. Porque el futuro de las comunidades depende de la capacidad de autosuficiencia alimentaria de cada familia.
Oaxaca no se podría autogobernar si no fuera por la producción de la milpa. Existen 570 municipios en Oaxaca y 13 mil comunidades, pequeños asentamientos a lo largo de toda la sierra, en la Mixteca, en la Sierra Norte, en la Costa, en el Valle, en la Mazateca, en fin, son ocho regiones y son miles de comunidades y miles y miles de sembradores de maíz desconocidos.
Cuando llega el mes de mayo, empieza a invadirnos la inquietud por conservar la milpa, empiezan los relampagueos, y a pesar de la sequía terrible que hay, los campesinos están pensando en sembrar. En cada hogar hay un banco de semillas de diferentes variedades. Pero no solamente de maíz, porque la milpa de los zapotecos, de los huaves, de los mayas, de los mixes, tiene una diferencia muy grande con la milpa que se siembra en Sonora, en Chihuahua, en el Valle de Tehuacán, que podríamos decir es una milpa “moderna”, resultado de la agricultura moderna. La milpa prehispánica, la milpa mesoamericana, la milpa de los zapotecos es una asociación de cultivos.
En la parcela que yo tengo se produce maíz, la semilla de calabaza, el chile y el maguey. Son muchos los cultivos que pueden atenderse en una milpa y éstos tienen su ciclo. Para poder producir tal variedad de productos se prepara la parcela en el mes de septiembre, se aprovecha la semana o el periodo de mucha lluvia. Antes se rozan, se limpian parcelas que han descansado cinco, diez, quince, o veinte años. Entonces se cierra la humedad con el primer cultivo y en diciembre se le mete otro cultivo, se le mete el arado y a finales de diciembre se le mete el tercer cultivo para poder sembrar el chile y la calabaza, porque son semillas muy delicadas que crecen a base de pura humedad. En marzo esa milpa ya está produciendo calabacitas tiernas, guía de calabaza y en abril ya produce el chile tierno.
Hay un gran conocimiento de cómo se mueve la naturaleza para poder hacer que florezcan todos estos cultivos. En los primeros aguaceros es cuando se siembran las variedades de maíz. Podemos sembrar, en una sola parcela, dos variedades o tres variedades, o una sola variedad.
Los saberes acumulados en la comunidad de Yalálag y en muchas otras comunidades son inmensos. La supuesta modernidad del Estado mexicano ha ido deteriorando la fortaleza de la milpa a pesar de tantas agresiones, de tantas plagas que tiene la milpa —porque la plaga mortal no son los insectos, la plaga mortal es la burocracia que gobierna este país.
Hace más de treinta años fueron construyendo una política agrícola encaminada a acabar con la agricultura tradicional. No lo hacen gratuitamente, porque sí saben la inmensa riqueza que hay en el territorio de Oaxaca y ahora sí se ve claro que al acabar con todos los agricultores tradicionales quedaría el campo libre para que las grandes transnacionales se apoderen del agua, de los bosques, de los mantos freáticos y sobre todo de los minerales.
En Oaxaca hay más de 350 concesiones mineras; hay comunidades en donde las compañías canadienses ya están presentes destruyendo la naturaleza y el trabajo de muchas generaciones.
El cultivo de la milpa es el eje vertebral de la vida comunitaria y es el eje vertebral para construir y planificar el futuro de este país, de Oaxaca y el legado de los pueblos indígenas. El cultivo de la milpa va parejo con la conservación de los idiomas. ¿Qué sería de nosotros si nuestras comunidades no tuvieran la capacidad de conservar el idioma zapoteco? El idioma zapoteco es como un archivo secreto que tienen las comunidades, donde se registra la riqueza que anida en cada uno de nuestros territorios: los nombres de los parajes, los manantiales, solamente ahí se pueden encontrar.
Por eso una de las grandes preocupaciones del Estado moderno es acabar con nuestros idiomas. Tras la Revolución una de las primeras tareas de la escuela rural fue empezar a acabar con los idiomas originarios. Vasconcelos decía que para poder derrotar el atraso y la marginación en que viven los pueblos indígenas había que acabar con la milpa, había que acabar con el idioma.
Para elevar el coeficiente intelectual de los indios, decían que había que acabar con el cultivo del maíz, porque el maíz no alimentaba al cerebro. Sin tener las pruebas científicas en la mano, llegaron a hacer tales afirmaciones. Hubo un antropólogo estadunidense que le recetó al ministro de Educación José Vasconcelos eliminar el cultivo del maíz y meter el cultivo del trigo, porque eso permitiría elevar el coeficiente intelectual de los niños zapotecos. Eso es una gran mentira.
La tarea de destruir a las comunidades y a los pueblos originarios data de hace muchos años, de hace muchos siglos, y a pesar de que es una agresión brutal, despiadada, los pueblos se mantienen vivos, las comunidades se mantienen vivas; por eso las lenguas continúan —no todas— pero muchas de las lenguas que nos dejaron nuestros antepasados continúan en las comunidades, en las regiones, incluso en la Ciudad de México.
En la Ciudad de México están presentes todos los idiomas que se hablan en Oaxaca: hay mixtecos, zapotecos, chinantecos, huaves. El gran problema que existe en este país y en las comunidades es no tener la sensibilidad para entender la inmensa riqueza que nos heredaron nuestros antepasados.
Si en una familia no hay conciencia de lo que es benéfico para nuestra salud, vamos a comprar productos basura de las grandes transnacionales. Ahí está Walmart y en el caso particular de Oaxaca los que tienen mejores ingresos se ponen felices cuando aparecen las tiendas transnacionales. La clase media es feliz comprando basura en esas tiendas.
Una tarea de primer orden es entonces crear conciencia de cómo alimentar a los niños y a las familias, y en Yalálag existe por parte de las abuelas un alto grado de conciencia. Sobre el maíz que se vende en la Conasupo, ellas de inmediato dijeron: eso es maíz apto para el consumo de animales, necesitaríamos estar muertas para abandonar la milpa, porque ahí está la base de la sobrevivencia de las comunidades.
En la celebración comunitaria resalta lo que vale la milpa. En cada celebración comunitaria los pueblos tenemos la oportunidad de reconstruir nuestra vieja utopía, por eso tenemos la capacidad para resistir, porque seguimos pensando que algún día seremos libres, completamente libres de las ataduras del coloniaje y del neocoloniaje.
Cuando el gobierno de Zedillo favoreció la entrega del maíz a las grandes compañías transnacionales, los pequeños empresarios agrícolas dejaron de sembrarlo, abandonaron las parcelas, con bodegas, con pozos, porque les resultó incosteable competir con los productores estadunidenses fuertemente subsidiados. Se calculaba que los agricultores de Estados Unidos recibían anteriormente 130 mil millones de dólares de subsidio.
Un agricultor puede perder, pero el Estado le regresa el dinero que perdió, y precisamente esa estrategia es para acabar con la agricultura de nuestro país. Los subsidios de Estados Unidos han logrado destruir a millares de agricultores en México.
En esos tiempos se contabilizaban 450 agricultores que se habían suicidado para poder salvar sus tierras, maquinaria y pozos y poder heredárselo a sus hijos. De lo contrario, el banco hubiera embargado esas propiedades.
En la India cuando llegó el algodón transgénico lograron convencer a los productores de que había que comprar la semilla, los insecticidas, los herbicidas y el crédito para sembrarlo. Fueron créditos impagables y muchos agricultores indios se suicidaron a raíz de que llegó la semilla transgénica. Por ese camino va nuestro país.
Pero gracias a la resistencia de muchas organizaciones y particularmente del grupo de científicos, que con su acción solidaria para nosotros, nos han fortalecido con su conocimiento profundo sobre el tema del maíz.
Hay que resaltar que desde que apareció el maíz híbrido, no fue aceptado en las comunidades. El maíz híbrido tiene la desventaja de que no soporta los contratiempos de la naturaleza, mientras los maíces nativos sí resisten. ¿Quién puede decir que este ciclo agrícola va a ser favorable? Nadie puede predecir. Los ciclos agrícolas son altamente variables: puede haber abundancia de lluvia, escasez de lluvia (como está sucediendo) y sin embargo los maíces nativos y sobre todo el maíz amarillo lo soportan.
Tiene que haber producción a pesar de todo, porque en la concepción de los zapotecos y de los indígenas, el maíz no es para llevarlo al mercado; cuando se lleva al mercado se pierde, se descapitaliza la familia. El maíz que se cultiva es para garantizar la sobrevivencia de una familia y son tan sabios que saben que el clima es tan variable, y que 2017 no puede ser igual que 2016 o 2014. Para eso son las reservas. En la comunidad había reservas para dos años, cuatro, cinco años, porque puede venir una sequía y nos puede dejar sin granos y para eso son las reservas.
Es diferente en el estado de Morelos —por ejemplo—, donde en muchas partes los campesinos terminan de cosechar y ya está el coyote comprando todo, o incluso ya vendieron un cincuenta por ciento y ya nada más reciben el otro cincuenta por ciento por el pago de su cosecha.
En la lógica de los zapotecos, de los mixes y de los pueblos originarios no es así, el maíz se tiene que guardar, se tiene que cuidar, porque la existencia de maíz es lo que permite que un jefe de familia pueda prestar el servicio a la comunidad.
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JOEL AQUINO MALDONADO, en la década de 1970, junto con otros intelectuales mixes y zapotecos planteó la propuesta política de la comunalidad, para sistematizar la forma en que se reproducen las relaciones sociales y la identidad de las comunidades originarias oaxaqueñas. Es fundador y dirigente de la organización Uken ke uken (“hacer posible lo imposible”). Sus reflexiones sobre la importancia del maíz y de la milpa en la vida de los pueblos han impulsado a distintos movimientos sociales como la Red en Defensa del Maíz. Ésta es la primera parte del texto que, con el mismo título, publicó en Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (2021).
https://ojarasca.jornada.com.mx/2023/04/07/nuestra-vida-descansa-en-el-…