El infinito devenir de lo nuevo

01 de marzo 1997

Desde las primeras apariciones del EZLN, su provocador “para todos todo, nada para nosotros” y la idea de “mandar obedeciendo”, fueron la primera palabra de una madeja de apuestas que suponen un equilibrio entre la tradición de los pueblos indígenas y una modernidad, alterna: ambas se transforman de continuo.
Se ha dicho que los zapatistas son un movimiento compuesto mayoritariamente por indígenas que hacen propuestas para todos, no solamente para aquellos que se reivindican así mismos como tales, y sin reivindicaciones etnicistas. Esto no ha impedido que recuperen ideas y prácticas presentes en muchas comunidades indígenas. Son éstas una fuente importante de su propuesta para el país —una propuesta abierta que no quiere ser ni norma ni dogma, y que sigue caminando. Una serie de actitudes y previsiones que le dan una flexibilidad inusual y una fuerza de convocatoria. Son prácticas surgidas de la vida en comunidad y abarcan sus formas de organización, conformación política, impartición de justicia y otras muchas de relación humana. Juntas son lo mejor de los pueblos indios y coinciden con las búsquedas de organizaciones ciudadanas, rurales y urbanas en su atención al tejer procesos.