

Mayo 2019
Pilar López Sierra
Hacia 1993 y en pleno contexto de la firma del acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (TLCAN), en México se presentó un nuevo esquema de subsidios al campo que respondiera a las exigencias de la apertura comercial. El énfasis se pondría en la búsqueda de una estrategia que no distorsionara el comercio entre los tres países, al tiempo que compensara las desventajas productivas de los productores mexicanos frente a los productores más grandes, productivos y altamente subsidiados de los vecinos del norte. La estrategia consistiría, entonces, en promover subsidios al ingreso a los productores y no a los precios de los productos como previamente lo hacían los precios de garantía; subsidios no relacionados a los insumos o servicios destinados a la producción, ni al tipo o volumen de producción.
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