Pedro Uc, lengua y territorio

23 de junio 2020

La jornada 23 de junio de 2020

Pedro Uc Be es, con mucho, uno de los más importantes intelectuales indígenas en México. Maya nacido en la comu­nidad de Buctzotz, Yu­ca­tán, 90 kilómetros al noreste de Mérida, es, simultáneamente, poeta, educador, teólogo, traductor de la Biblia y organizador popular. Ha ganado tres premios de poesía y uno de narrativa.

El pasado 16 de diciembre, él y su hijo fueron amenazados de muerte. Ya nos tienes hasta la madre, vete a la v... en 48 horas o te matamos a ti y a tu vieja junto con los cerdos de tus honorarios hijos, les dijeron en mensajes de WhatsApp. Ya vas a dejar de mamar o tu gente se muere, estás afectando a mucha gente local con tus mamadas y tu defensa del territorio.

Pedro nació en 1963 en el seno de una familia campesina, maya monolingüe. Sus abuelos fueron esclavos de una hacienda ganadera en Buctzotz. Aprendió español en la escuela primaria pública de su comunidad. Siguió su instrucción en un seminario presbiteriano en Mérida, donde se formó en teología. Al terminar, viajó a San José, Costa Rica, donde cursó más teología y una licenciatura en educación en el área de ciencias sociales. Encarrerado, se siguió estudiando creación literaria en lengua maya en el Centro Estatal de Bellas Artes en Mérida.

En Costa Rica se le cayeron las escamas de los ojos, al entrar en contacto con una iglesia diferente a la que conocía, y con la teología de la liberación. Más adelante, al colaborar con Samuel Ruiz y la diócesis de San Cristóbal, se acercó a la teología india y se volvió su promotor en la Península de Yucatán. En este camino, redescubrió su historia, su lengua y sus valores. Eso provocó que lo corrieran de la iglesia.

A partir de 1985 visitó comunidades en la Península de Yucatán. Primero, para impartir talleres de teología india y de teología de la liberación. A raíz de su expulsión eclesial, lo hizo para dar talleres de derechos humanos con enfoque en derecho indígena en la identidad y el territorio. Han transcurrido más de 35 años desde esa fecha, en los que Pedro ha recorrido la mayoría de las comunidades de región. Las conoce de primera mano, de arriba abajo.

El maestro Uc Be se inició en la poesía y narrativa en maya por una necesidad y una impotencia. La lectura de libros de filosofía y de economía lo llevó a descubrir las razones de la marginación, la pobreza y el aplastamiento que sufren los pobres. El hallazgo le causó un dolor que lo obligó a nombrar las cosas con la palabra escrita en maya, narrando la experiencia vivida desde el trabajo con las comunidades.

Pedro es mayahablante. Siempre lo ha sido, al igual que su familia. Al finalizar el seminario se sumó a un equipo de especialistas que trabajaba en la traducción del Antiguo Testamento al Maya. Durante dos años participó en el proyecto. La experiencia le permitió entender cosas muy importantes dentro de la lengua. Comenzó a hacer traducciones de otros textos y escribir los suyos. A partir de allí, descubrió el pensamiento filosófico que hay en la lengua maya. Cayó en cuenta de la enorme riqueza que posee.

En 1992, la llamada celebración de los 500 años del descubrimiento lo sacudió. Respondió volcándose a las comunidades para denunciar el evento. Participó activamente en la gran marcha nacional del 12 de octubre de ese año en la Ciudad de México. La experiencia lo marcó.

Dos años después, la insurrección zapatista lo volvió a impactar. Su cercanía con Samuel Ruiz le permitió estar informado del levantamiento y comprender su naturaleza. A partir de 1996, se involucró en el Congreso Nacional Indígena (CNI). Se volcó entonces a construir autonomía y autodeterminación en la región, y a levantar una organización peninsular capaz de convertirse en la columna vertebral de la resistencia y reconstitución de los pueblos como pueblos.

Desde hace 13 años, con la llegada de los menonitas a la región y la tala de miles de hectáreas de selva y la siembra de soya transgénica, Pedro se comprometió en la defensa de la tierra y el territorio. La ofensiva modernizadora en la región, auspiciada por los go­biernos, caminó de la mano de la devastación y el despojo provocados por parques eólicos fotovoltaicos, granjas porcícolas y el turismo verde.

Para enfrentar la invasión empresarial, Pedro y sus compañeros fundaron en 2018 la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch Xíinbal. La organización, nacida de décadas de trabajo comunitario, tiene profundas raíces, posee una indiscutible autoridad y representatividad regional, y ha cosechado importantes triunfos contra diversos megaproyectos.

La construcción del Tren Maya es, según el poeta, continuación del asalto contra las tierras y los territorios indígenas de los proyectos anteriores. Para él, es una imposición no consultada con las comunidades. Un gran arrebato, en el sentido de que despoja a los pueblos de miles de hectáreas y de su lengua y formas de vida. La amenaza de muerte contra Uc y su hijo está inscrita en su activa oposición a este proyecto colonizador (https://bit.ly/37RdNRZ).

Al razonar su lucha contra el Tren Maya, Pedro Uc dice: Sí, como dice Monsiváis, somos de las causas perdidas. Estamos acostumbrados a perder. Pero no se trata de ganar; se trata de luchar. No queremos colaborar en nuestro asesinato. Queremos luchar para evitarlo. Eso es lo que está en nuestro corazón.

Twitter: @lhan55

https://www.jornada.com.mx/2020/06/23/opinion/018a1pol